Edad del Hierro


En arqueología, la Edad del Hierro es el estadio en el desarrollo de una civilización en el que se descubre y populariza el uso del hierro como material para fabricar armas y herramientas. En algunas sociedades antiguas, las tecnologías metalúrgicas necesarias para poder trabajar el hierro aparecieron de forma simultánea a otros cambios tecnológicos y culturales, incluyendo muchas veces cambios en la agricultura, las creencias religiosas y los estilos artísticos, aunque ese no ha sido siempre el caso.

La Edad del Hierro es el último periodo principal en el sistema de las tres edades, usado para clasificar sociedades prehistóricas, y es precedido por la Edad del Bronce. Su fecha de aparición, duración y contexto varía dependiendo de la región estudiada. La primera aparición conocida de sociedades con el nivel cultural y tecnológico correspondiente a la Edad de Hierro se da en el siglo XII a. C. en dos lugares: en el Antiguo Oriente Próximo, en la antigua India (con la civilización Védica, posterior a la Rig Vedá) y en Europa, durante la Edad Oscura griega. En otras regiones europeas, el inicio de la Edad de Hierro fue muy posterior; no se desarrolló en Europa central hasta el siglo VIII a. C., y hasta el siglo VI a. C. en el norte de Europa. En África el primer exponente conocido del uso del hierro mediante fundición y forja es la cultura Nok, en la actual Nigeria, hacia el siglo XI a. C.[1]

La Edad del Hierro también acabó en periodos distintos dependiendo de la región: en la zona del mar Mediterráneo acabó con el inicio de la tradición histórica durante el periodo Helenístico y el Imperio Romano; en la India, con la llegada del Budismo y el Jainismo; en China, con el inicio del confucianismo; y en el norte de Europa, se mantuvo hasta la Alta Edad Media.

La Edad de Hierro se corresponde aproximadamente con el momento en que la producción de hierro era la forma más sofisticada de metalurgia. La dureza del hierro, su alta temperatura de fusión y la abundancia de fuentes de mineral de hierro lo convirtieron en un material mucho más deseable y barato de obtener que el bronce, lo que contribuyó de forma decisiva a su adopción como el metal más usado. Nunca hubo una Edad del Hierro propiamente dicha en América y Australasia, ya que en esas regiones las tecnologías para trabajarlo fueron introducidas por la colonización europea.

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