Fue durante el Concilio del bosque de Carnutes cuando se proclama el levantamiento general de la Galia, en donde Vercingétorix adquiere la confianza y el apoyo de los jefes galos (reyes y aristócratas) y donde se impone rápidamente como la persona con más condiciones para llevar adelante la coalición (debido a su conocimiento de las técnicas de guerra galas y romanas). Sin embargo, al volver a su ciudad natal de Nemossos para reivindicar su título de jefe por derecho filial, se topa con la oligarquía arverna (que su padre había favorecido para instalar un poder personal "a la antigua" en el lugar), y con su tío paternal Gobannitio a la cabeza. Éste probablemente había sido el responsable de la ejecución del padre de Vercingétorix, por lo que al regreso del ahora jefe galo fue expulsado en el acto de la ciudad.
En cuatro años de guerras incesantes, César había conquistado, para Roma, en el oeste, más vastos territorios que los que anexionara Pompeyo en las regiones del este. Pero apenas se retiró César hacia la Galia Cisalpina, los belgas se sublevaron (53 a. C.) y al año siguiente, la Galia se levantó en masa, acaudillada por Vercingétorix, que deseaba una nación libre y unida.
En enero del año 52 a. C., habiendo tomado las armas contra César, intenta imponerse a los eduos (pueblo galo de Saona y Loira, aliados a los romanos) e inspira una unión de los pueblos del centro y del este de la Galia contra el procónsul.
En vez de presentar batalla campal a los romanos, cuya superioridad militar en táctica y en armamento los hacía prácticamente invencibles, los extenuó antes del golpe decisivo. Cuando César iba a atacarlo, el rebelde se retiró lentamente, incendiando y arrasando, a su paso, las aldeas y los campos. Así, alejaba cada vez más a sus enemigos de sus bases de operaciones, y dificultaba su abastecimiento. Pero Julio César logró tomar la ciudad de Avarico (Bourges) que no había sido quemada, para luego marchar sobre Gergovia (La Roche-Blanche). Tal y como se describe en los Comentarios sobre la guerra de las Galias de Julio César, Roma había asegurado sus dominios sobre las tribus celtas más allá de la Provincia Narbonensis (en la actual Provenza) a través de una estrategia de "divide y vencerás".
Vercingétorix unificó hábilmente las tribus, adoptó la política de retirarse hacia fortificaciones naturales y empleó de una forma simple la técnica de la “tierra quemada”, incendiando ciudades para evitar que los romanos pudieran vivir de los productos locales. Sin embargo el talento y la inteligencia estratégica de Julio César le permitió a los romanos triunfar contra la coalición gala, ya que gracias a los pactos que realizó con algunas de estas tribus para atacar a otras, se hizo de la ayuda logística de los pueblos galos boios, remos (de la zona de Reims), y de los eduos, que desde hace tiempo deseaban la supremacía sobre los arvernos.
En cuatro años de guerras incesantes, César había conquistado, para Roma, en el oeste, más vastos territorios que los que anexionara Pompeyo en las regiones del este. Pero apenas se retiró César hacia la Galia Cisalpina, los belgas se sublevaron (53 a. C.) y al año siguiente, la Galia se levantó en masa, acaudillada por Vercingétorix, que deseaba una nación libre y unida.
En enero del año 52 a. C., habiendo tomado las armas contra César, intenta imponerse a los eduos (pueblo galo de Saona y Loira, aliados a los romanos) e inspira una unión de los pueblos del centro y del este de la Galia contra el procónsul.
En vez de presentar batalla campal a los romanos, cuya superioridad militar en táctica y en armamento los hacía prácticamente invencibles, los extenuó antes del golpe decisivo. Cuando César iba a atacarlo, el rebelde se retiró lentamente, incendiando y arrasando, a su paso, las aldeas y los campos. Así, alejaba cada vez más a sus enemigos de sus bases de operaciones, y dificultaba su abastecimiento. Pero Julio César logró tomar la ciudad de Avarico (Bourges) que no había sido quemada, para luego marchar sobre Gergovia (La Roche-Blanche). Tal y como se describe en los Comentarios sobre la guerra de las Galias de Julio César, Roma había asegurado sus dominios sobre las tribus celtas más allá de la Provincia Narbonensis (en la actual Provenza) a través de una estrategia de "divide y vencerás".
Vercingétorix unificó hábilmente las tribus, adoptó la política de retirarse hacia fortificaciones naturales y empleó de una forma simple la técnica de la “tierra quemada”, incendiando ciudades para evitar que los romanos pudieran vivir de los productos locales. Sin embargo el talento y la inteligencia estratégica de Julio César le permitió a los romanos triunfar contra la coalición gala, ya que gracias a los pactos que realizó con algunas de estas tribus para atacar a otras, se hizo de la ayuda logística de los pueblos galos boios, remos (de la zona de Reims), y de los eduos, que desde hace tiempo deseaban la supremacía sobre los arvernos.
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