Estas lenguas se hablaban y se siguen hablando en un territorio que recibe el nombre de Romania, y que cubre en su mayor parte el sur europeo del antiguo imperio romano. Los términos “romano/a” y “Rumania” proceden efectivamente del adjetivo latino romanus: se consideraba que sus hablantes empleaban una lengua tomada de la de los romanos, por oposición a otras lenguas presentes en los territorios del antiguo Imperio, como el fráncico en Francia, lengua de los francos perteneciente a la familia de las lenguas germánicas.
El primer escrito en que se encuentra el término “romano”, de una manera u otra, se remonta al sínodo de Tours, en el año 813. Es a partir de ese sínodo en que se considera que la primera lengua vulgar se separa del latín, y se designa en efecto como una lengua aparte. Se trata de una forma de proto-francés, que recibe el nombre de romana lingua o román. No obstante, en los Cartularios de Valpuesta, hay un texto anterior que data del año 804, y está escrito en español muy antiguo.
El primer escrito en que se encuentra el término “romano”, de una manera u otra, se remonta al sínodo de Tours, en el año 813. Es a partir de ese sínodo en que se considera que la primera lengua vulgar se separa del latín, y se designa en efecto como una lengua aparte. Se trata de una forma de proto-francés, que recibe el nombre de romana lingua o román. No obstante, en los Cartularios de Valpuesta, hay un texto anterior que data del año 804, y está escrito en español muy antiguo.
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